Allí donde la carne pierde su
nombre. Donde habitan los instintos. Donde nace el fuego y nace el hielo. En
ese lugar remoto donde no sirven los sentidos, donde lo racional se ahoga en un
mar de dudas, donde escapa a nuestras manos cualquier intento de explicar lo
que sentimos.
Allí, en ese recoveco sombrío y
oscuro, en ese lugar perdido del que no existe ni evidencia ni mapa. Donde se
pierde nuestra imagen, donde nuestra voluntad se quebranta y se arrodilla nuestro
orgullo. Donde ondea la bandera blanca, donde las palabras no hablan y los
silencios no escriben. Allí, donde se crean las musas. Donde viven los suspiros
que pronuncian tu nombre. En ese lugar secreto. Entre la sombra y el alma…
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