martes, 5 de mayo de 2015

Autocrítica


Esta noche pensaba acerca de la situación actual en nuestro país, de mi situación, que es también la de muchas personas de mi generación.
Trataba de hacer memoria histórica y analizaba como hemos llegado hasta aquí. Y lo que he visto no me ha gustado.
Me preguntaba porque me quedaba impasible, aletargada, inmóvil…, como si la cosa no fuera conmigo, mientras veía cómo se desmoronaba todo el sistema que con tanto trabajo nuestros padres y abuelos habían levantado.
Porque sí, a veces se nos olvida que fueron ellos los que lucharon por los derechos que ahora nos roban: Que fue su coraje el que conquistó la jornada laboral de ocho horas, el sueldo digno y acorde con el nivel de vida, la sanidad universal, la educación pública y de calidad…
Fue la lucha obrera, y enfatizo la palabra LUCHA porque todo lo que consiguieron lo hicieron luchando.
Todas esas personas insignificantes, en su mayoría campesinos sin cultura, se unieron para conseguir una vida mejor y lucharon contra el estado, contra el sistema, contra el gobierno. Ellos, con sus pocos recursos, tuvieron más visión que nosotros, que con todas nuestras carreras, tecnología, conocimiento y ciencia nos dejamos pisar como hormigas.
Nos enorgullecemos de nuestra cultura, la cultura del egocentrismo, el individualismo, y nos miramos el ombligo cada uno en nuestras casas mientras todo se va a la mierda.
Yo la primera. Con frecuencia me pregunto porque no cogí un autobús y me planté en Madrid para la acampada Sol.
Podía haber cogido a mis dos hijos, la tienda de campaña del trastero y haberme unido a un movimiento que me parece la única reacción sensata que ha habido desde que toda esta crisis empezó, ¿o debería decir estalló?...Porque empezar empezó hace ya bastantes años: cuando empezaron a desmontar nuestras fábricas, nuestros astilleros y en su lugar construyeron hoteles y chales de lujo, cuando todos teníamos dos casas, cuando nos dábamos el lujo de rechazar trabajos poco cualíficados esperando que otros los hicieran por nosotros…Fue entonces cuando empezó, pero estábamos demasiado ocupados comprando, viajando y viviendo a todo tren para mirar más allá de nuestras narices. Ya sabéis…: “España va bien”.
Seguramente, si en ese momento me hubiera presentado en esa sentada pancarta en mano, hubieran venido los servicios sociales a quitarme la tutela de mis hijos diciendo que soy una mala madre por arrastrar a mis cándidos niños a semejante reunión de hippies, antisistemas y anarquistas… También podría haber optado por dejar a mis hijos en casa e irme yo. Entonces todo el mundo me hubiera acusado de ser una mala madre porque abandonaba a mis dos querubines en post de unos ideales que eran una utopía…”Que se manifiesten otros” – me hubieran dicho – “Tú tienes responsabilidades familiares, ya no eres una cría para hacer semejante tontería”…
En fin…, no lo sabré, porque en lugar de luchar me quede en mi casa frente al televisor, tratando de averiguar que pasaba en los medios de comunicación que más desinformaban que informaban.
Si no os habéis dado cuenta, los medios de comunicación son una estructura que obedece a los intereses de los que los financian: es decir, al poder, ya sea gubernamental o empresarial. Su información no es fiable, nos manipulan!!
Todos los que estuvieron allí vieron con buenos ojos intentar luchar de la manera que el estado admite: mediante la política. (Como si nuestra constitución no recogiera también el derecho de todos los ciudadanos de manifestarse y reunirse….) Y entonces nació Podemos.
El problema es que los partidos políticos, más allá de sus ideales, se mueven por votos y acaban corrompidos por el poder, y todas las demandas que se hacían en el movimiento social se van suavizando para aglutinar más votantes.
Así, el estado consiguió lo que quería, tenernos a todos contentos. Más de lo mismo.” Si queréis podéis votar a Podemos y ya no es necesario montar revuelo, quedaros así, sentaditos en vuestras casas, que por un momento nos habíamos acojonado creyendo que habíais despertado y pensabais organizaros para luchar contra nosotros. Menos mal que os tenemos bien educaditos, no como a vuestros padres y abuelos…”
Y nosotros, como gilipollas, caímos en la trampa. Una vez más, nos miramos nuestros ombligos y nos condenamos al ostracismo, en nuestra estrechez de miras, volvimos a perder de vista lo que en realidad está sucediendo, que estamos perdiendo todo aquello por lo que tanto lucharon los nuestros: Todos nuestros derechos. Y seguimos sin hacer nada…
Y en este punto es donde me pregunto ¿Y entonces que hago?, ¿tal vez debería aprender en el youtube a hacer un cóctelMolotov y atacar con él los bancos? (sin nadie dentro, por dios, que no soy partidaria de la violencia), …¿Qué tal irme con una pancarta al parlamento?, ufff, que va, demasiado riesgo, que ahora por protestar te meten dos años en la cárcel…, ¿O Tal vez debería ponerme en bolas en mitad de Madrid con protestas pintadas en mi cuerpo?, seguro que sería una noticia jocosa más en el telediario del mediodía o tal vez ni eso…
Demasiados riesgos. Mejor me hago un autolavado de cerebro, acallo mi conciencia compartiendo en el Facebook mensajes de protesta, publico en mi estado mi cabreo cuando veo como nos ningunean y nos joden vivos, y como mucho, publico un post en mi blog, que aunque no sirve de nada, al menos me sirve para desahogarme…
“No os preocupéis hijos míos, vuestra madre no está loca!!, seguiré pagando mi hipoteca y viviendo asfixiada para dejaros de herencia una casa en la playa, la que nunca tuvieron mis abuelos, ¿No veis que a mí sólo me dejaron todos los derechos que ahora dejo que me roben?... Seguro que estaréis muy orgullosos de mí…”
Pero Esperar un momento, voy a escuchar Vetusta Morla a todo volumen durante un par de horas, a ver si canalizo mi rabia y luego nos vamos al parque…
Al fin y al cabo, nosotros todavía no estamos tan mal: vamos comiendo, pagando y viviendo… aún tenemos cosas que perder, así que mejor que protesten los que ya lo han perdido todo y yo los veo sentada por la tele en mi sofá.
Después de todo… lo único que he perdido por el momento es mi dignidad.

sábado, 2 de mayo de 2015

Divagaciones varias: Acerca del destino, el azar y la suerte


Esta tarde he tenido bastante tiempo para divagar. Con frecuencia me sucede que la inactividad física me lleva a la sobreactividad mental…, Pensaba acerca del destino, el azar y la suerte.

Soy de esas personas a las que pensar que existe un plan predeterminado para cada uno le hace reír de forma hilarante. Nunca he creído en el destino, igual que no creo en dios ni en ningún poder superior.

Creo que las cosas suceden por azar, que son las casualidades sumadas a nuestras acciones las que marcan el devenir de nuestra vida. Y a pesar de esto, a veces me cuesta mantener mis argumentos y me veo haciéndome con un poco de sorna y a escondidillas la siguiente pregunta: ¿Existe realmente el destino?

En ocasiones el cumulo de casualidades es tal que me lleva a pensar que el destino existe: Es más fácil pensar que existe un plan marcado que tratar de explicar la confluencia de múltiples y rebuscadas circunstancias y casualidades...

Últimamente tengo la impresión de recorrer un guion ya escrito. Cómo si fuera la actriz de mi propia vida, pero no la guionista.

No quiero decir con esto que me deje llevar por el fluir de la corriente, pero sí que noto una fuerza extraña que me indica el camino, cómo si llevara puestos unos zapatos que andan solos…un paso…, dos, tres…

Es curioso, porque no soy un persona conformista, soy de las típicas personas a las que les gusta nadar contracorriente. Si alguien me dice que no puedo, lo haré y le diré “Mira cómo lo hago”.

Supongo que por eso, me cuestiono el camino que transito, hago autocrítica y me revelo: Me niego a que mi vida este marcada.

Estoy en una época en la que me hastía la balsa de aceite, quiero olas, mar intenso y busco la manera de transgredir las normas del guion.

Lo extraño es que no sé porque lo hago y aun así no puedo evitar hacerlo…, pero en ese momento aparece una fuerza extraña que me devuelve al camino, evita que me desvíe.

Es como si no pudiera salir de lo marcado…cómo entrar en un laberinto donde tomes el camino que tomes acabarás llegando siempre al mismo punto…

Esta fuerza que evita que tome un camino distinto al marcado al llegar a cada intersección podría considerarse negativa, llamarse mala suerte, pero resulta ser un alivio. Pues tengo la certeza de que este camino es el mío. ¡Es un poco de locos!

Me viene a la cabeza una frase que mi madre utiliza con frecuencia: “Las cosas pasan por algo”.

Siempre he pensado que esta afirmación es simplista y reduccionista, - sí mamá, las cosas pasan por algo…: por azar, por casualidad, por suerte o por mala suerte…porque tomamos una decisión en un momento determinado… Si las consecuencias de nuestra decisión son buenas le llamamos suerte, si son malas decimos que cometimos un error.

¿Cuántas veces estabais pensando en alguien y de repente os lo habéis encontrado en el lugar más inverosímil? ¿O deseáis con fuerza que algo absurdo pase y de pronto pasa, cómo si un simple pensamiento bastará para provocar la acción?

¿Cuantas veces al encontrarte con alguien que no conoces, sientes que lo conoces muy bien, como si siempre hubiera estado ahí…? Es como si conociéramos de antemano lo que va a pasar y simplemente sucediera…

Es difícil de explicar…, creo que tanta inactividad me está pasando factura…, mejor dejo de divagar y me voy a la cama!